La planificación urbana en Chile ha estado marcada por la influencia de un Estado proempresarial, operando bajo un modelo neoliberal en las últimas décadas. Sin embargo, el contexto político actual presenta una oportunidad para redefinir este proceso, enfocándolo hacia un pacto social que involucre a la ciudadanía y las autoridades municipales. Este artículo explora la necesidad de un nuevo enfoque en la planificación urbana, basado en la participación ciudadana y el diálogo entre los diferentes actores, para construir un modelo de ciudad más equitativo y sostenible.
La planificación urbana se concibe con el objeto de establecer un orden racional del espacio, que responde a una visión compartida de desarrollo urbano y a una voluntad política para adoptar determinaciones desde la autoridad pública. En Chile se ha caracterizado por constituirse en la potestad privativa de un Estado proempresarial. Esta acción se ha ejercido en un contexto de urbanismo neoliberal imperante en las últimas décadas, y que en el actual momento político se encontraría en fase de caída, de transformación o re-adaptación.
En este contexto, se abre la posibilidad de plantear un proceso de planificación de abajo hacia arriba sustentado sobre la base de un pacto social. Un pacto entre la ciudadanía y los órganos responsables, correspondientes al nivel de gobierno municipal, para implementar un marco normativo a favor de un amplio acuerdo de visión de ciudad – comuna.
En el escenario actual de transformaciones políticas institucionales en Chile, es propicio cuestionar la forma que se implementa el proceso de planificación urbana considerando su carácter político, la necesidad de ser asistido técnicamente y la demanda creciente de diálogo entre los diferentes actores que intervienen en dicho proceso. En este sentido, surge como un imperativo establecer acuerdos con la ciudadanía en el marco de las diferentes instancias de participación ciudadana contempladas en el proceso técnico normativo de diseño y de consultas establecidas en la legislación.
En la práctica de la planificación, han surgido nuevos enfoques para el proceso de toma de decisión y aprobación de los instrumentos. Estos corresponden a un diálogo de carácter temprano, documentado y transparente, que contribuye a vislumbrar acuerdos básicos en instancias de mesas de trabajo y participación. Todo esto conducente a un amplio pacto social que permita, mediante un proceso de gestión permanente, avanzar hacia la materialización de un modelo de comuna – ciudad deseable por la mayoría de sus habitantes.
Hoy más que nunca, se requieren adaptar las estrategias de participación ciudadana e institucional en la elaboración de los Planes Reguladores Comunales. Esto es un pacto social que contribuya no solo a la consecución de un modelo de ordenamiento urbano territorial, sino también a reducir las desigualdades socio espaciales de nuestras áreas urbanas planificadas. Una forma de generar espacios de dialogo y acuerdos ciudadanos para elaborar un plan regulador, considerando el contexto de desconfianza vecinal y escepticismo que nos abruma. A la luz de la práctica urbanística, es importante tener en cuenta la sensibilidad vecinal frente a la definición de nuevas normas urbanísticas, cuando se decide iniciar un proceso de formulación o modificación de este tipo de instrumento.
En estos procesos, han imperado visiones conservadoras en materia de desarrollo urbano desde diferentes actores de la sociedad civil, para lo cual la estrategia de compensar, contribuir, o aportar bienes públicos urbanos para suplir déficit además de las demandas propias del crecimiento de las ciudades, es una responsabilidad de práctica ética y moral, ante la magna tarea de avanzar en integración y equidad urbana.
Por su parte, es dable mencionar la creciente complejidad que han venido adquiriendo los procesos de planificación ante la implementación de proceso de apoyo a la toma de decisión, así como garantizar su carácter estratégico y participativo. De esta manera los procesos de participación ciudadana, se desarrollan según el grado o nivel que la máxima autoridad municipal delega del proceso de toma de decisión en la comunidad o habitantes del territorio comunal.
Es clave en consecuencia, para la consecución de dicho pacto social, el perfil de liderazgo de las autoridades comunales según la visión y voluntad política que comunican y ejercen en esta materia. Todo lo anterior, coronado por el carácter político inherente a la planificación urbana, toda vez que, la deliberación final en momentos de sancionar y aprobar los planes, recae en las máximas autoridades comunales.
En esta sección, ofrecemos una colección de artículos y análisis que reflejan nuestra visión sobre la planificación urbana y el desarrollo de ciudades y barrios. Nos proponemos crear un espacio dinámico para explorar y debatir los temas más actuales y emergentes del sector.
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